sábado, 16 de septiembre de 2023

Grandes fagotistas: Klaus Thunemann

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Klaus Thunemann nació el 19 de abril de 1937 en Magdeburgo (Alemania). Inició los estudios musicales con el piano y a la edad de 18 años cambió al fagot. Ingresó en la Hochschule für Musik de Berlín (Berlín Oeste) y tuvo como profesor al insigne fagotista Willi Fugmann, una personalidad que fue fundamental en su formación técnica. El profesor Fugmann, autoritario y severo en sus métodos de enseñanza, logró transmitir a Thunemann una precisa técnica interpretativa apoyada en dos pilares: la emisión del sonido y un bello y exquisito timbre.

Se graduó en 1961. Tras dar por concluida su formación en la Hochschule de Berlín, Thunemann se traslada hacia Münster, ciudad en donde se instaló como fagotista en la orquesta del teatro. Este breve paso, le sirvió como impulso para que en 1962 consiguiese recalar en una formación de mayor entidad, la Orquesta Sinfónica de la Radio del Norte de Alemania (NDR) en Hamburgo, donde permaneció hasta 1978 como fagot principal. Fue el único ganador de la sección de fagot en el Concurso de la Radio de Alemania (ARD), en Múnich, en 1965. 

Durante todo ese largo período, Thunemann conoció de primera mano renombradas batutas: Solti, Maazel, Böhm, Isserstedt…, con las que tuvo ocasión de demostrar su destreza interpretativa. Aunque tal vez fue Pierre Boulez quien mayor impulso dio a Thunemann para que se familiarizase con la música contemporánea, uno de los grandes obstáculos a lo largo de toda la carrera artística del conocido fagotista alemán. Paralelamente, Thunemann también empezó a impartir clases en el Conservatorio de Hannover y posteriormente en el de Berlín.

Fue a partir de los años setenta cuando comenzó a destacar como uno de los solistas de fagot más renombrados del mundo. Empezó a colaborar asiduamente con grupos de cámara y orquestas extranjeras. Colaboró durante más de 30 años con el oboísta suizo Heinz Holliger, con quien ha realizado una intensa labor de música de cámara;extraordinario dúo musical con el que ha interpretado no ya sólo el repertorio barroco sino también las más modernas y vanguardistas composiciones. 

Esta dedicación camerística le ha llevado también a tocar regularmente con Andràs Schiff y Gidon Kremer. 

Es invitado en importantes festivales de todo el mundo. Durante más de 10 años ha formado parte habitualmente del conocido Scharoun-Ensemble de la Filarmónica de Berlín.


Thunemann se retiró de la enseñanza en 2005 y al año siguiente fue reconocido por el gobierno alemán por sus contribuciones a las artes con la Orden del Mérito de la República Federal de Alemania (Cruz Federal de Mérito). 

De un tiempo a esta parte, ha centralizado su actividad en la enseñanza, impartiendo clases magistrales a lo largo y ancho del mundo: EE.UU., Japón, Suecia, Austria, España… entre otros. 

Desde el curso 2006-2007 es artista invitado del Departamento de Vientos del Instituto Internacional de Música de Cámara de Madrid. 

Desde el curso 2008-2009 es Profesor Titular de la Cátedra de Fagot de la Escuela Superior de Música Reina Sofía. 

Más de 70 de sus alumnos ocupan actualmente puestos relevantes en orquestas de Alemania.

También permanece activo en los escenarios después de su retiro de la enseñanza. Entre sus compromisos más aclamados destaca su aparición en septiembre de 2008 en el Festival Internacional de Música de Cámara de Jerusalén, donde tocó la Sonata de Saint-Saëns para fagot y piano.

Sus muchos admiradores afirman que Klaus Thunemann es el mayor fagotista de todos los tiempos. Los críticos y el público por igual, lo han considerado por mucho tiempo uno de los mejores fagotistas de su generación y posiblemente el más célebre. Generalmente es visto como el maestro del fagot alemán y probablemente haya hecho más grabaciones que cualquier otro fagotista, con la posible excepción de Milan Turkovic

Thunemann ha actuado como miembro orquestal, de cámara y solista, y posee un amplio repertorio en todas las áreas, desde J.S Bach y Vivaldi hasta Mozart y Beethoven ; y de Schubert y Carl María von Weber a Hindemith y Sofía GubaidulinaThunemann es uno de esos raros músicos que captan prácticamente todas las características de su instrumento, no solo las técnicas interpretativas y técnicas. Publicó un artículo en 1995 sobre los problemas físicos de tocar el fagot ("Problemas médicos en instrumentistas: causas y prevención"). Las grabaciones de Thunemann se pueden encontrar en varias etiquetas, incluidas Philips, Decca, DG, Hänssler Classics, Naxos y BIS.

De entre la producción discográfica de Klaus Thunemann podemos destacar: El Concierto para fagot K. 191 de Mozart, acompañado por la Academy of St. Martin-in-the-Fields dirigida por Sir Neville Marriner (PHILIPS 422390); Piccola offerte musicale de Nino Rota, acompañado por la Kremerata musica y Heinz Holliger (BIS 870); los 6 Conciertos para fagot de Vivaldi, acompañado de I Musici (PHILIPS 416355); y el Concierto para fagot, Op. 35, de Von Weber, acompañado por la Academy of St. Martin-in-the- Fields dirigida por Sir Neville Marriner (PHILIPS 432081).

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2012 fue declarado en los estados de Berlín y Schleswig-Holstein (Alemania) a través de sus Consejos de Música, como el "Año del fagot."

Así, a través de conciertos, concursos, simposios, talleres, charlas, masterclasses y otras actividades afines, se pretende realzar el fagot, pues en Alemania existe también la sensación de que el fagot es un instrumento olvidado.

Klaus Thunemann fue declarado adalid de este proyecto y en base a este hecho la revista "Rohrblatt " realizó la siguiente entrevista con este gran maestro del fagot.

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(Entrevista publicada en la revista 'ROHRBLATT 1/2012)


CONVERSACIÓN DE FAGOTISTA



"Rohrblatt" - Su lista de alumnos puede ser vista como un 'quién es quién' en el mundo fagotístico. Usted formó muchos y muy buenos fagotistas. ¿Cuál es su secreto?

Klaus Thunemann - Cuanto más tiempo pasa, más me hago esta pregunta. Siempre tuve la preocupación de estar realmente al lado del alumno. Y el alumno necesita sentir que estoy con él, necesita saber que no somos dos planetas diferentes, que no nos comunicamos a través del espacio. Mucho más, yo necesito estar muy cerca de mis alumnos. Por eso, para mí siempre fue difícil trabajar con un joven estudiante durante un tiempo prolongado, cuando no sentía por él una verdadera empatía. Para mí es una necesidad sentir una fuerte empatía con el alumno. Y conmigo eso siempre ha funcionado.

Yo siempre digo a mis alumnos: "confía en mí, yo por mi parte ya estoy servido". Con eso pretendía transmitir a mis alumnos el sentimiento de que yo estaba allí para ellos y no ellos para mí.

Como profesor es necesario criticar decididamente, pero también es necesario elogiar y motivar. Y si el alumno acepta el elogio, entonces aceptará también la crítica. Ambos aspectos necesitan, sin embargo, ser correctos. Algunos profesores sólo elogian a sus alumnos, eso con el tiempo no ayuda mucho. Es necesario decirles claramente dónde falta algo todavía. Tengo más de setenta de mis alumnos colocados en orquestas de todo el mundo. Me enorgullece especialmente, más aún que lo que dejé grabado en mis CDs. pues es en la orquesta donde este espíritu continúa actuando. Y soy especialmente feliz por el hecho de que, con la mayoría de mis ex alumnos, mantengo hasta hoy un contacto muy fraternal.

Algunos profesores tratan luego a sus alumnos con mayor intimidad, tratándolos de "tu". Creo que eso no lleva a nada. Yo siempre espero un determinado respeto por parte de mis alumnos, pero por mi parte también siempre trato a mis alumnos con respeto. Si más tarde se convirtieron en compañeros de profesión, entonces sí les di la oportunidad de tratarme de "tu". De hecho nunca tuve que arrepentirme. Por eso todavía hoy tengo contacto intenso con ex alumnos que están en la profesión desde hace más de veinte años. Algunos, hasta hoy todavía me piden consejos. Como ejemplo, tengo una relación muy amigable con Stefan Schweifert, que ya tiene la experiencia de 25 años como fagot solista de la Orquesta Filarmónica de Berlín. Hasta hoy, nosotros intercambiamos experiencias: él siempre sabe algo más y yo sé algo más. Y cada uno acepta eso del otro. Creo que eso es fantástico y estoy feliz así.

R - Usted transmite a sus estudiantes un cierto concepto de sonido. ¿Cómo definiría su propio diseño sonoro?

KT - La visión de un sonido debe estar presente en todos los músicos. Esto se refiere no sólo al cantante, sino a cada instrumentista, hasta a cada pianista. También el pianista tiene que tener una concepción interior de sonoridad, de lo contrario no va a conseguir realizar una obra. Yo admiro a los pianistas que saben respirar. Un pianista que admiro especialmente es Andras Schiff. Por otro lado yo ayudo a desarrollar un ideal sonoro, pues yo ya he encontrado el mío. No siempre toco durante mis clases, pero a veces toco con mis alumnos, para poder trasladar esta concepción sonora.

Otro aspecto, que para mí nunca ha sido contradictorio, es: música y técnica. Nunca dije: "aquí está el lado técnico, y cuando hayamos dominado la técnica, entonces haremos música". Conmigo esto siempre sucede paralelamente. Desde la primera clase en que tuve contacto con algún alumno nunca se produjo tal separación. Una escala tiene que ser tocada con amor. Si la gente no consigue tocar una escala con amor tampoco logra tocar Mozart, pues toda la música de Mozart se basa en escalas, acordes y pasajes similares. Esto necesita ser tocado con amor, de lo contrario no pasa de un ejercicio de gimnasia.

R – Qué es lo que pasa con las cañas de fagot ...

KT  - La caña nos ayuda a comprender el sonido que tenemos en mente. Todo fagot suena más o menos igual. Las diferencias son sutiles y son estas diferencias las que cuentan. Cuando yo era un joven estudiante en Berlín, oía al también joven Dietrich Fischer-Dieskau cantar. Para mí entonces estaba claro: quiero que mi fagot suene así. De la misma manera que Fischer-Dieskau canta. Con la misma intensidad y calor. Y siempre he intentado alcanzar eso, pero al mismo tiempo era muy crítico. Siempre me hablaba a mí mismo: eso no podemos hacerlo así, así que no es posible que suene. Pasé un tiempo incalculable haciendo cañas. No soy amigo de productos ya preparados. Hoy en día se puede comprar de todo. Pero yo quería arreglar la caña de tal manera, que ella respondiera realmente a mi ideal sonoro. Y eso trato de transmitir también a mis alumnos. Es parte de la enseñanza que cada uno haga sus propias cañas. Por supuesto que siempre he seguido este procedimiento, y eso, a través de los años, ha hecho que mi clase desarrolle una concepción sonora parecida. Nunca he obligado a nadie a una determinada concepción sonora. Cada uno necesita encontrar su propia voz. No hay nada preconcebido. Si yo obligara a alguien a una determinada sonoridad que no correspondiera con esa persona, entonces ese sonido nunca sería el sonido que le pertenece y que procedería de ella.

Lo mismo sucede con un cantante: es la persona la que suena; en uno el sonido puede tener más armónicos, en otro el timbre ser más oscuro, uno puede sonar un poco más duro, como corresponde al carácter de cada uno. Una persona extremadamente dulce no debería intentar desarrollar un sonido duro, no es correcto y no correspondería a su carácter.

R  - Su trabajo fue premiado con la medalla de honor ...

KT   - Esto es algo del Sr. Köhler! Me siento orgulloso de la condecoración. Naturalmente también un poco avergonzado, pues conozco una lista de personas, no sólo músicos, que habrían merecido tal honor. Durante décadas he trabajado en muchas instituciones, por ejemplo, como miembro del jurado en los concursos de "Musiziert Jugend" (Juventudes musicales). También participé en varios jurados en concursos internacionales. A través de esa actividad pude abrir nuevos horizontes. No he podido influir plenamente, pero he contribuido. Tal vez quisieran con esta condecoración premiar también mi actividad como músico, que dejé como legado en mis conciertos y grabaciones.

En realidad, ni sé quién me propuso. En todo caso no fui yo (risas).

R  - ¿cuáles son sus augurios para el Fagot, este año en el que este instrumento se coloca en primer plano?

KT  – De joven me enamoré inmediatamente del fagot. Desde entonces intento sacar este instrumento de las sombras. No pretendo que sea llevado hasta la cima, pero que esté más presente; que todos sepan, "aquello de allí es un fagot!" Cuando, aún niño, descubrí el fagot en un concierto de orquesta, yo sólo lo veía, no lo podía oír.

Todos los principios, que valen en la música, como seriedad, fidelidad al texto, belleza sonora, valen para todos los instrumentos, también para el fagot. Para los fagotistas no hay muchas oportunidades de lucirse con solos. Nuestros solos son casi siempre melancólicos, profundos, no muy largos, pero muy bonitos.

Si por casualidad han visto el concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Berlín, entonces seguramente se dieron cuenta de la belleza del maravilloso solo de la Alborada del grazioso de Ravel; y luego piensa en la Berceuse del pájaro de fuego de Stravinsky, esta maravillosa nana. ¡Un solo para fagot fantástico! Como instrumentista siempre me alegré en situaciones como ésta. Espero que el instrumento realmente encuentre a muchos fans, que realmente se apasionen por este instrumento. Porque eso es parte de nuestra profesión. No es una actividad cualquiera. La gente necesita estar íntimamente ligada a su instrumento y con la música. La gente necesita emocionarse, por su instrumento y por la música. 

¡Estoy a punto de cumplir mis 75 años - y todavía hoy me emociono! ...


Escrito por Sonia Calot Gimeno


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Fuentes:





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