Tocar el fagot, como cualquier otro instrumento, no es algo natural en el ser humano. Uno no nace sabiendo tocar un instrumento o con la necesidad de hacerlo, no es algo innato.
Tocar requiere un esfuerzo físico y quien se quiera dedicar a ello de forma profesional deberá estar muchas horas al frente del instrumento. Además, todo lo que aprendamos en nuestros primeros años influirá en el resto de nuestra carrera, por lo tanto hay que prestar atención en todos los aspectos que nos ayuden a crear unos hábitos que harán que en un futuro seamos unos buenos profesionales y eviten un mal uso de nuestro cuerpo que pueda acarrearnos problemas como dolores musculares, lesiones, etc.
Todo el mundo sabe que es muy importante descansar ocho horas diarias, alimentarse adecuadamente, hacer ejercicio, hidratarse, etc. Pero muchos de nosotros descuidamos la salud y aprendemos conductas que son perjudiciales para la práctica instrumental.
En este artículo vamos a explicar brevemente aquellos aspectos que influyen en el uso de nuestro cuerpo a la hora de tocar el fagot, con el fin de conseguir unos hábitos saludables en la práctica musical.
1. Ejercicio físico
El ejercicio aeróbico (correr, nadar, andar en bicicleta, pasear) mejora el bienestar individual y social, y está asociado a reducir problemas de ansiedad y depresión. Las personas dicen sentirse mejor inmediatamente después del ejercicio, efecto que suele permanecer durante horas.
Muchas veces, los instrumentistas estamos muchas horas encerrados practicando, por lo tanto, el ejercicio físico puede ser una manera de conocer gente y conectar con nuevos círculos sociales.
Los beneficios del ejercicio son muchísmos, desde el aumento del rendimiento académico, la confianza, memoria, autocontrol, funcionamiento intelectual… hasta la disminución de ansiedad, tensión, dolores de cabeza… Por lo tanto, incluir el ejercicio físico en nuestra vida, nos ayudará a mejorar nuestra manera de tocar y en el resto de los ámbitos de nuestra vida cotidiana.
2. Control postural
Además, la relajación facilita la recuperación de la calma, el equilibrio mental y la paz interior, se utiliza como medida de prevención para proteger a los órganos del cuerpo de un desgaste innecesario y como tratamiento para facilitar el alivio del estrés que nos produce el tocar en público.
La práctica fagotística requiere, como se ha dicho antes, la implicación de todos los músculos y articulaciones del cuerpo, especialmente los brazos, las manos y la embocadura. Tocar con la mínima tensión necesaria o, dicho de otra manera, con la mayor relajación posible, mejorará nuestro rendimiento y evitará posibles lesiones.
Una buena salud postural nos ayudará a prevenir lesiones como lumbalgias, hernias discales, contracturas, etc. Es muy aconsejable la observación diaria delante del espejo y la realización de un análisis de nuestra postura.
Cuando los fagotistas tocamos de pie, Jaume Rosset describe la postura equilibrada de esta manera: “Ponte de pie o sentado delante de un espejo e intenta imaginar una línea vertical que pase por el centro de tu cuerpo desde la nariz y descienda por el mentón, el esternón, el ombligo y el pubis, y pase entre las rodillas y tobillos. Imagina también dos líneas más que desciendan desde las orejas y pasen por los hombros y las caderas hasta los tobillos si estás de pie (…) Aunque tu columna vertebral vista por delante o por detrás debe estar completamente recta, vista de perfil adopta curvas naturales esenciales para tu equilibrio y postura (…)”.
Para repartir el peso del cuerpo uniformemente las rodillas deben permanecer semiflexionadas y el hombro izquierdo está ligeramente más adelantado que el hombro derecho.
Es muy importante que el fagot llegue a la boca estando en las posturas mencionadas anteriormente, sin tener que cambiar la postura, ajustando el arnés correctamente. También es aconsejable que el arnés reparta el peso del fagot uniformemente por los hombros y la espalda.Muchos alumnos dicen que no les duele nada cuando la postura al tocar no es la correcta, pero estoy seguro que dentro de unos años, cuando sean más mayores y pasen más tiempo tocando (ensayos largos, más horas de estudio) aparecerán síntomas que no son deseados. Por lo tanto, crear un buen hábito desde el principio es más importante de lo que ellos creen.
3. Relajación
4. Estudio responsable
El éxito en el empeño de nuestra profesión depende, en gran medida, de un estudio de calidad. Es por ello que debemos de tener en cuenta una serie de consideraciones que creen un hábito de estudio provechoso y saludable:
- El lugar de estudio deberá de ser tranquilo, cálido, libre de perturbaciones y bien iluminado.
- Antes de comenzar, debemos de revisar todo el material que vamos a necesitar (del instrumento, atril, afinador, metrónomo, partituras, lápiz…).
- Es muy recomendable contar con un espejo donde podamos mirar nuestra postura, la colocación de la embocadura, los dedos, etc.
- Las partes del estudio (calentamiento, técnica, estudios, repertorio…) deben estar planificadas y planteadas para conseguir éxitos a medio-largo plazo. Un error es querer conseguir a toda prisa y tener por prioridad ejecutar la obra a tempo.
- El sistema de estudio debe estar basado en la reflexión, mediante el empleo de técnicas específicas y aplicaciones sistemáticas. Todas las acciones del estudio deben de tener un sentido. Además es importante mantener la atención dirigida en todo momento desarrollando la capacidad autocrítica y pensando en las posibles acciones que nos lleven a un estudio de calidad.
- El estudio debe ser regular. En la interpretación musical no sirve de nada un estudio de larga duración un día a la semana. Es mucho mejor estudiar poco tiempo varios días a la semana.
Escrito por David Bona Tambo
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